20 de enero de 2015

Mi vida en la Santería 26: y los ahijados también roban (2 y último)



1.
En esto del origen de los ahijados no existe una regla escrita: la manera más o menos común es cuando por la relación entre un religioso y su paciente, finalmente llega la hora de ser el responsable de su iniciación en la religión pariéndole Santo y en ese momento se integra a su ilé…

También los hay a quienes uno no escoge y llegan a nuestra vida cuando se es convocado a trabajar religión por algún mayor: es en esa jornada (a veces sin conocer a la persona e incluso con la posibilidad de no volverlo a ver), donde se puede entregar algún atributo que nadie más tiene en el círculo social religioso en el que se desenvuelven…

Existen más circunstancias, pero por cuestiones de espacio me limitaré a señalar el caso contrario: puede suceder que el propio Orisha que se va a entregar, se niegue a ser parido por las más variadas razones… o en el remoto de los casos, que por cuestiones de salud no se pueda ser padrino de alguna persona…

Si bien ya ejemplifiqué cómo muchos religiosos y pacientes en algún momento dejan aflorar su mezquindad y avaricia, esta vez les toca el turno a esos ahijados que también roban…

2.
Estaba a punto de acostarme a dormir cuando recibí la llamada de un mayor de Ifa para pedirme iniciara en Palo Mayombe a un matrimonio… consulté con mi esposa la agenda religiosa y al no tener compromisos acordamos hacerlo ese fin de semana…

Rayamos a la pareja sin contratiempos, más al momento en que habló el Nfumbe hubo advertencias para él y duras amenazas para a ella… posteriormente recibieron la Mano de Orunla, más a falta de atención por parte de su padrino, solían contactarme en la búsqueda de consejos, por lo que con el tiempo establecimos cierta amistad…

3.
Nunca olvidé las advertencias que hizo el Nfumbe al momento de las iniciaciones en Palo, mismas que fueron ratificadas y detalladas en su itá de Mano de Orunla, el cual de alguna manera amplié ante el cuasi-desamparo en el que los dejó su padrino…

Sobre la pareja puedo decir que él era emocionalmente estable, seguro de lo que quería en la vida, trabajador, se carácter fuerte, propositivo, creativo y resultó hijo de Oggun… ella, hija de Oshun, era ambiciosa, coqueta, iracunda, embaucadora, chismosa y con una terrible tendencia hacer brujerías…

Hacían “la pareja perfecta”, sí, pero para sucumbir ante las más profundas pasiones: todo aquel que sepa de patakies en la Osha, recordará que la perdición de Shango y Oggun siempre fue Oshun, aunque fuera el dios del trueno el que siempre se llevara la mejor parte con la dueña del río…


Por ello no era de extrañar que él se deshiciera por cumplir con los caprichos que a ella se le ocurriera, sin embargo, al matrimonio y el Babalowo se olvidaron (menos a mí), del toyale de Mano de Orunla de ella: Osa Meyi, donde lo tiene todo y también todo lo pierde

4.
Solían llamarme por las noches y siempre bajo el mismo ritual: el hijo de Oggun me saludaba, hacía algunos comentarios, me comunicaba con la hija de Oshun y manteníamos conversaciones que duraban más de una hora, para al final terminar llevándose de mi parte sermones por su necedad de brujear, tratando de hacerle entender que éstas religiones están marcadas por la máxima de nunca escupas al cielo

En ocasiones llegaban a mi casa para que los consultara y el resultado solía ser casi el mismo: él salía iré y ella osogbo, lo que implicaba que gastaban el dinero, que no les sobraba, para estabilizar la vida de ambos a consecuencia de las brujerías que ella insistía en hacer…


Una de esas visitas coincidió con la solicitud de consultar a mi ahijada… les contesté con el eterno reclamo de por qué llegaban a mí, si tenían a su padrino de Mano de Orunla, lo que a su vez provocó su permanente respuesta de que él nunca tenía tiempo para ellos… les respondí que los atendería sólo por ser mis ahijados de Palo, pero que buscaran solucionar su relación con el Babalowo si ellos finalmente habían optado por el camino de la Osha y la Santería…

Él como siempre salió iré con Erdibre, mientras ella fue osogbo con Marunla Osa, donde el peor enemigo es uno mismo, son las cosas negativas de la misma persona. Hay divorcio por múltiples problemas… divorcio… marqué los ebboses…

5.
Un viernes por la noche mí ahijado llamó por teléfono para decirme que en su trabajo las cosas se habían complicado, por lo que me pedía le realizara las obras con el compromiso de pagarme el derecho en cuanto tuvieran oportunidad: estuve de acuerdo…

El sábado por la tarde llegaron a mi casa, hicimos los ebboses y al terminar optaron por quedarse a conversar…

Así estuvimos un par de horas hasta que ella comenzó a insistir sobre ciertos patakíes, por lo que le sugerí leer el libro “Leyendas de la Santería: Pataki” de Migene González-Wippler: una puertoriqueña psicóloga, antropóloga y según ella misma “experta en la religión afro-caribeña de la santería”… incluso lo saqué de mi librero y se lo mostré, más en cuanto lo tuvo en las manos me lo pidió prestado…

Dudé unos instantes, pero al final accedí… posteriormente mi ahijado reafirmó su compromiso de pagarme en cuanto reunieran el dinero (y de paso se quejó de la manía de su esposa de brujear a media humanidad), por lo que tuve que conversar con ella… 

Terminados los regaños la ahijada reiteró lo de devolverme el texto a la brevedad, me pidió veladoras, velas e inciensos, y él a su vez solicitó bálsamo espiritual (todo inofensivo en eso de hacer brujerías), con la promesa también de pagármelos en breve…

Al despedirse advertí a mi ahijada:

- deja de brujear – pero al percibir una mueca de burla la sentencié - es más, yo como tu padrino de Palo te prohíbo que vuelvas a tocar a tu matari*, porque nada más te la pasas jodiendo a la gente para atender caprichos, sin saber quién es “el bueno o el malo” en los problemas, si a quién kimbas** se lo merece o no… incluso te prohíbo que te acerques a ella para atenderla…
- pero padrino - se quejó mientras abría exageradamente sus ojos, trató de argumentar algo a su favor pero ante la dureza de mi mirada, optó por ya no discutir…
- y que te quede claro: nadie, por muy Babalowo o Tata que sea, puede levantarte esa prohibición más que yo…

Se fueron con el obvio enojo de parte de ella reflejado en el rostro, y esta vez, cierta expresión de satisfacción en el de él…

6.
Una vez que estuvimos a solas, mi esposa me cuestionó…

- no entiendo tu manía de prestar tus libros…
- tiene su secreto – me justifiqué…
- así que dejaste que se lo llevara por alguna razón a futuro?
- ya verás – contesté, lo que hizo que ella riera divertida…
- y ese castigo? – me interrogó – jamás habías hecho algo así…
- trato de evitarle problemas a la ahijada – expliqué…
- no creo que respete tu prohibición – observó…
- ya lo sé… pero ella sabrá lo que hace…

7.
Pasaron semanas que se convirtieron en más de un mes sin que volviera a tener noticias de ellos, hasta que la noche de un sábado, cenando con unos amigos, mi teléfono celular sonó, contesté y escuché la voz del Babalowo con quien establecí una conversación sobre temas banales que yo interrumpí para preguntar sobre los ahijados…

Tras dudar se limitó a responder que el hijo de Oggun se había consultado con él (curiosamente iba solo) y que desde entonces no tenía noticias de ninguno de los dos…

- por cierto – agregó con descaro, si tomamos en cuenta su falta de atención hacia ellos – me quedó a deber su registro al pie de Orunmila…
- pues a mí ellos me salieron más caros – dije sin entrar en detalles por la pérdida de mi libro, la falta de pago de derecho, de las veladoras y demás…
- el motivo de mi llamada – me ignoró – es para pedirte me rayes a dos ahijadas – soltó…
- esta vez te quedo mal – respondí explicándole que mi negativa era por motivos de salud, pero le propuse – te puedo recomendar con una gran amiga Palera cuya Nganga es algo fuera de este mundo…

Aceptó sin cuestionar…


* también conocido como “gajo de prenda”: es el primer atributo que todo iniciado en Palo Mayombe debe recibir después de rayarse…
** dícese del acto de hacer brujería a una persona a través de Palo Mayombe con una Nganga o Prenda…

1 comentario:

ketu dijo...

Buenas noches. Un relato superinteresante!
Toca un punto que se debería estudiar y los religiosos explicar más, las consecuencias en nuestro destino de los actos que como religiosos cometemos hoy, lo de escupir al cielo, o la ley del karma. Cómo invitamos en nuesta casa a los osobbos por culpa de haber influido en los destinos de los demás. Lo que me lleva a preguntarme.:
1. ¿Tenemos "derecho" a modificar los destinos de los demás?.
2. ¿Existe un precio a pagar?
3. ¿Lo paga el religioso? (aunque hay quienes piensan que con determinadas "mañas" no les alcanza la factura...)
4. ¿Cuando procedería hacerlo? ¿Cuando debemos aceptar o rechazar a un cliente?, y si es una ahijado?.
5. Por otro lado, cuando es uno mismo el afectado ¿cuál es el nivel de tolerancia exigido antes de considerarse legitimado la defensa propia?

Supongo, que como escuché una vez sobre el kárate, "yo estudio kárate para no tener que usar kárate..." por analogía, y como hacen muchos animales, cuando no haya escapatoria y esté uno acorralado, arriesgándose la propia supervivencia, y aún así, habría que ver el nivel de proporcionalidad.
Supongo que hay que aprender a controlarse uno mismo.

Muchas Gracias por hacernos meditar!
Atentamente,
ketu