17 de mayo de 2013

Es lo malo de los libros (6)


18.
- y ahora que lees? – me preguntó el inefable E como es su costumbre cuando se trata de cuestionar mis lecturas…
- “Hotel tierra”… la excelente autobiografía de Sabino Méndez - le respondí sin mucho interés - aunque supongo que no sabes de quién te hablo…
- yo acabo de leer un libro que se llama “Filosofía del tocador” – respondió sin hacer caso a mi comentario…
- y? – insistí en mi actitud de despreciar cualquier intento de conversación…
- está buenísimo – dijo al tiempo que jalaba una silla y se sentaba frente a mí, acción que equivale siempre a mínimo 15 minutos de conversación aburrida: hasta en la duración de sus peroratas es predecible… así que tuve que dejar de teclear en mi computadora para ponerle atención…

- el Marqués de Sade hace honor a su fama – me dijo E en voz baja en tono de complicidad – es un pervertido… te describe las escenas de sexo con tanta claridad que…
- que qué? – le pregunté con el hartazgo que siempre me provoca la gente que aún considera el sexo un tabú…
- o sea que te cuenta todo con tanto detalle que no deja nada a la imaginación – dijo contradictoriamente…
- al contrario: el Marqués de Sade fue un escritor que necesitaba mucho de la imaginación de sus lectores para que los franceses de aquella época entendieran lo que quería decir con sus textos…
- pero en sus escenas de sexo todo lo deja clarísimo – afirmó E sin entender a qué me refería…
- el problema con los textos del Marqués de Sade es que nadie quiere comprender que él no era el erotómano que se dice: era un mordaz crítico de la corona francesa, por lo que sus textos deben verse más que como un festín sexual, en realidad como una crítica a los excesos del rey Luis XV y su perversa corte…
- en el libro deja claro que sabía de sexo – trató E de enfocar hacia el morboso tema – tiene fama de ser un cogelón…
- ese es el problema: la ignorancia de ciertas personas no les permite leer entre líneas lo que el francés quería decir – le reiteré tratando de no perder la paciencia - no por nada el Marqués de Sade era un lector acérrimo de grandes pensadores como Voltaire y el propio Rousseau…
- ya leíste “Filosofía del tocador”? – me retó E…
- ese no lo conozco – acepté – pero le he leído otros textos… por ejemplo “Justine”, que si no me equivoco inspiro una estúpida y encabronante película llamada “Las edades de Lulú”…


E se me quedó viendo en espera de algo, no sé, como de que entre en el detalle de la película, cosa que no pensaba hacer… sin embargo en ese momento dudé por unos instantes y aunque sé que no tomaría en cuenta mi sugerencia, se la propuse…
  

Marqués de Sade 

– de todos modos si tanto te interesa el autor, te recomiendo un interesante ensayo que si mal no recuerdo escribió Simone De Beauvoir, en el que analiza profundamente la obra del Marqués de Sade y en el que señala que entre líneas siempre se podrían encontrar fuertes críticas hacia la burguesía francesa que detentaba el poder en aquella época… incluso acota que precisamente en el libro de “Filosofía del tocador”  Sade publica cínicamente una arenga contra el gobierno en la que llama a los franceses a realizar un esfuerzo para convertir al país en una verdadera república…
- te lo voy a prestar – dijo ignorándome al tiempo que se puso de pie, se fue a su escritorio, regresa y me entregó su ejemplar del libro…
- el “grupo editorial tomo” saca buenas ediciones – le comenté mientras hojeaba el libro…
- léelo – me dijo con los ojos llenos de lujuria – es pornografía pura…

De esta conversación han pasado ya varios meses… y desde entonces el Marqués de Sade duerme plácidamente en uno de los cajones de mi escritorio…

19.
Con H mantengo una relación que si bien nunca llegó ha convertirse en amistad, tampoco se quedó en el mero compañerismo laboral… sí convergimos en maratónicas charlas sobre literatura, también coincidimos en el gusto de varios escritores… e incluso fui afortunado al ser invitado por él a participar con un texto en el último número de una revista que atinadamente publicaba…

Pero hay relaciones que a veces es mejor dejar ahí… y para mi las razones son muy claras cuando hay de por medio préstamos de libros que nunca regresan… y en esos temas soy bastante delicado…

El primer aviso vino con el libro “Diablo Guardián” de Xavier Velasco: llegaba yo a mi trabajo por la mañana con el texto en la mano, nos encontramos en el elevador, me preguntó mi opinión sobre la trama y le dije de manera un tanto imprecisa, que mi opinión aún podría definirse como ambigua pues apenas estaba comenzando a leerlo…

Me lo pidió prestado... “claro, cuando termines de leerlo”, especificó… y así lo hice una semana después, no sin antes advertirle al momento de entregárselo, que no me había gustado… “ya te diré”, me reviró…

Un par de meses después, y tras preguntarle por tercera vez si ya lo había leído, me dijo que sí, pero que me iba a pagar el dinero de lo que éste me había costado debido a un imprevisto que se había presentado… “algún accidente relacionado con una taza de café?” le pregunté, pero él se limitó a sonreír…

Di por zanjada la extraña situación cuando me entregó el importe exacto de lo que me costó el texto…

Tiempo después coincidí con H a la salida de la oficina… y en aquel entonces llevaba yo en la mano un libro de John Fante titulado “Pregúntale al polvo”… y de nuevo me preguntó mi opinión sobre el texto… 


 John Fante

-  es buen escritor si lo ves desde un punto de vista individual – le dije…
- no te entiendo – soltó H…
- sí, si lo ubicas en un contexto particular sus tramas son de un existencialismo bastante entretenido – expliqué – pero no puedes dejar de encontrar cínicas coincidencias entre John Fante y Charles Bukowski, así que si le investigas con un poco de paciencia podrás encontrar que históricamente Bukowski reconoce a Fante como una de sus principales influencias en su literatura, lo que hace que le pierdas un poco de respeto a la extravagancia que originalmente le atribuías al borrachín pendenciero…
- no te lo creo – dijo H sorprendido…
- tampoco me lo creía – acepté – pero yo que me he leído toda la narrativa que se ha publicado de Bukowski en español, le encontré imperdonables coincidencias…
- sigo sin creérmelo – repitió H mientras tomaba el libro de mi mano…
- claro que tampoco pienses mal – dije tratando de ser objetivo – los textos de John Fante son bastante desesperantes pues sus personajes, en especial su alter-ego Arturo Bandini, nunca toma esas decisiones que le permitiría cambiar radicalmente su vida… mientras que por lo general los protagonistas de Charles Bukowski, y Henry Chinaski en particular, nunca pretenden en realidad salir de la miseria en la que viven…
- o sea que Bukowski es un vulgar plagiario? – se aventuró a decir H…
- no exageres – lo acoté – más bien piensa que John Fante y Charles Bukowski incursionaron juntos en el mal llamado realismo sucio, y que si bien el primero influenció al segundo, la diferencia entre ellos es que Fante hacía de sus personajes perdedores una cómica burla, mientras que Bukowski nunca dejó de caracterizarlos como unos cínicos y verdaderos hijos de puta…
- ya que lo termines me lo prestas – dijo H al tiempo que me regresaba mi libro -  suena interesante lo que dices…

Una semana después me crucé con H en un pasillo en horas de oficina, nos saludamos y de inmediato me preguntó por el libro de John Fanté…

- precisamente lo terminé de leer hoy en la mañana, cuando venía en el metro rumbo a la oficina – le respondí…
- o sea que vamos de una vez por él a tu escritorio? – preguntó con cinismo…
- vamos – le dije resignado… llegamos, se lo entregué y al mismo tiempo le advertí que me lo cuidara…

De eso hace ya unos 5 años… se lo he pedido de regreso unas 6 veces y su incoherente respuesta siempre ha sido “te lo voy a comprar para devolvértelo nuevo”…

Lo sigo esperando…


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