22 de enero de 2013

Mi vida en la Santería 2: Durante un tambor a Oshun



1.
Hubo una época en la que siempre que hubiera alguna reunión, festejo, ceremonia religiosa buscaba la manera de acercarme a los mayores, a los padrinos, a los que (se supone) saben, para preguntarles y aprender de ellos sobre religión… otras veces solía acercármeles cuando los veía en grupo para escuchar sus conversaciones e instruirme con sus comentarios… y las menos, esperaba a que estuvieran solos para no interrumpirlos y me aproximaba respetuoso para plantear mis dudas… en cualquier circunstancia fui atendido, siempre se me respondió a todo… no me puedo quejar de nadie, ni siquiera de los que me mintieron (los pocos)…

Además, la mayoría de estos religiosos ya me conocía, pues siempre que llegaba con algún planteamiento yo les aclaraba: “disculpe si parezco indiscreto, pero no me da pena decir que “no sé”, y prefiero preguntar antes de suponer, cometer errores y después pagar por ello”… así aprendí mucho y de mucha gente… y no sólo eso, también escuché anécdotas que juntándolas con las mías bien darían lugar a un tétrico catálogo que el mismo libro de “El traje del muerto” de Joe Hill hubiera querido tener para escribir su famosa novela…

2.
Honestamente yo no quería asistir y se lo dije a mi esposa, “no quiero ir” más yo mismo me respondí antes de que ella dijera algo: “pero tenemos que estar ahí”… así que  nos pusimos de acuerdo para vernos en X lugar antes y poder llegar juntos… la cita era el jueves a las tres de la tarde, pero eran ya las 9 de la noche, ella ya había llegado y aún estaba haciendo tiempo para llegar lo más tarde posible… le dije a mi sobrina que me acompañara y (curioso) aceptó gustosa…

El origen de todo esto se remontaba a una amistad con una hija de Oshun que por entonces decía era nuestra madrina… aunque esto es un decir: estuvimos muy poco tiempo en su casa religiosa y en realidad nunca nos entregó ningún atributo ni nos hizo iniciación religiosa alguna… me contó que ella “hizo Santo” en el vientre de su madre y que ya al poco de haber nacido se lo habían confirmado… una vieja Santera Cubana de más de 74 años, nacida en Matanzas y avecinada en México desde hacía tiempo… y ese día había dado un tambor para festejar su cumpleaños de Osha…

3.
Legamos caminando pues el departamento se encuentra a una calle de donde estábamos ese día, y me pareció ridículo sacar el auto del estacionamiento sólo para ahorrarme la caminata de ese tramo… entramos y caras nuevas se confundían con las conocidas… los saludos de rigor con los conocidos, los regaños de mi madrina (con su inconfundible tono matancero) en cuanto me vio, porque:

1. qué milaglo que tú vienes? tenglo dos mesles en mi nueva clasa y no te hablías aparecidlo
- es que se me está muriendo mi familia: el último pariente fue la semana pasada
2. dlónde estlán tus clocos y tus velas?
- aquí los tengo
3. y dlónde estlá tu “delecho”?
- aquí se lo tengo dentro de un sobre
4. saluda al tlono
saludo
5. ya comielon?
- mmm… no

¡Sírvanle de comel a los mayoles que acablan de llegal! – gritó mi madrina al tiempo que manoteaba apurando a la gente para que nos atendiera…

En eso se me acercó una joven Iyawo con la que tuve el honor de participar en su ceremonia de Yoko Osha y me dice: “me levantas?”… le respondí con un “claro…” al tiempo que yo daba dos pasos hacia atrás para que se “tirara” al suelo frente a mí… le di gustoso las bendiciones…

Después de ello la chamaca se levantó feliz y me llenó de besos y abrazos… llegó la cena y mi madrina levantó a gritos a los que estaban sentados para que nos cedieran sus lugares, al tiempo que les explicaba: “un mayol nuncla come de pie: usteles siemple deblen permitil que ellos se sienlten y dleben procularles los mejoles platos, la mejol comidla y la mejol bebidla”… los demás bajaron la cabeza (en señal de humildad) pero a mí eso me incomodó un poco: aunque sea cierto no me gusta pasearme con esas etiquetas… mi sobrina (muerta de la risa) se mantuvo inteligentemente alejada de mi mientras pasó todo esto… nos entregaron los platos con la comida y a mi una cerveza…

Siguió llegando gente pero ya no me pidieron la bendición pues mi madrina "les advirtió" que no nos molestaran… terminamos de cenar, agarré mi cerveza y me levanté para saludar a otros conocidos mientras mi esposa seguía platicando con la mayor y demás… salí de la habitación donde "nos encontrábamos" los mayores, no si antes detenerme unos minutos ante el trono donde se le había ofrendado en abundancia a Oshun para rendirle moforibale con más calma…

Recorrí la casa saludando a los conocidos, hicimos bromas (en el medio religioso también suelen tomarse a guasa ciertas cosas), intercambiamos experiencias, me presentaron a otras personas y me entretuve platicando con otros recién iniciados… mis muertos me dijeron “te andan buscando” pero no puse atención: “no pienso encender mi celular – pensé ingenuamente – estoy en medio de una agradable cena”… seguí con las conversaciones…

                                                                            Representación de Oshun 

En una de ellas me entretuve mucho con otro recién iniciado en la Santería, hijo de Agayu, quien orgulloso respondía a mis preguntas (eso de orgulloso es un decir porque supongo que le tomó por sorpresa que un mayor se acercara a – un menor – para preguntarle cómo se sentía)… le di algunos consejos que aceptó muy efusivo y me retiré pues habló tanto que me aturdió… pregunté la hora y ya eran las diez; mi plan había funcionado: llegar tarde, estar poco tiempo y salir rápido argumentando la noche… me encaminé hacia la cocina, dejé el envase de cerveza vacío sobre una caja y decidí ir por mi esposa y mi sobrina ya para retirarnos, pero fui interceptado por otro recién iniciado hijo de Obatalá, a quien curiosamente ya había saludado…

- ¿Cómo ha estado? – me dijo con cierto nerviosismo…

- Bien, gracias, y tú? Qué dice el iyaworaje?

- Lo llevo bien... – me dice – quería pedirle una disculpa por no haber participado con usted la vez pasada en la ceremonia que se hizo… sí lo iba a hacer pero nomás no pude…

- No te preocupes – lo tranquilicé – de hecho sí participaste, estuviste ahí y eso también tiene su secreto…

- Pero no hice lo mismo que usted… no me salió, no pude (se refería a nuestra participación semanas antes en una Misa espiritual)…

- Con el tiempo lo harás – insistí – así empezamos todos…

- Sí, le entiendo… pero a veces me cuesta trabajo… en cambio usted dijo bastante, vio muchas cosas y gracias a eso los demás pudieron hacer lo suyo: se agarraron de lo que comentó…

- Fue entre todos: ustedes rezando y nosotros hablando con los muertos… ya aprenderás a trabajar con tus desencarnados…

- Por cierto, le quiero presentar a mi hermana – me soltó abruptamente – me lo permitiría?

Asentí con la cabeza, él echó a caminar hacia afuera de la casa y yo lo seguí… una vez que salimos se detuvo frente a una pareja con unos más años que yo - aunque no muchos - y me presentó con una mujer:

- Mira: él es la persona de la que te hablé – le dijo…

- Mucho gusto… para servirte – me presenté al tiempo que le ofrecía mi mano, sin embargo, al hombre que la acompañaba no lo presentaron, me vio de reojo y clavó con timidez su mirada en el piso…

- … él es quien te comenté de la ceremonia en la que estuve y que estuvo guiando todo – insistió mi conocido…

- Bueno, estuvimos varias personas – traté de rectificar…

- Sí – trató de aclarar quizá tratando de quedar bien conmigo – estuvo su esposa y también Oscar, pero él fue el que tenía la voz principal… 

- Mucho gusto – dijo ella al tiempo que me daba su nombre y yo cometía el error de siempre: no memorizarlo – ya me había hablado mi hermano de usted y quería conocerlo porque fíjese que yo…

Y me contó su problema… la escuché en silencio… y comenzó con las preguntas, pidiéndome explicaciones de lo que no entendía, de lo que le daba miedo, de… y cuando comencé a responderle su hermano se retiró y el hombre que acompañaba a su mujer se acercó más y sin levantar la vista del piso comenzó a escuchar lo que yo decía con mucha atención…

En algún momento le dije:

- No debes tener miedo, si tienes esos dones aprovéchalos… puedes seguir viviendo como hasta ahora, pero el que los tengas y se manifiesten es porque los necesitas… ¿o acaso en este momento tu vida no está llena de obstáculos? – le solté, provocando que ella abriera exageradamente los ojos y su acompañante levantara la mirada del piso para buscar la mía…

- Sí – titubeó sorprendida de que yo supiera que en ese momento su vida tenía complicaciones, siendo que apenas minutos antes nos habíamos conocido - así es, todo lo tengo “atorado”… nada me sale bien"...

Y así siguió la plática en la que yo le dije que lo suyo era el espiritismo... y continué con las explicaciones hasta mi madrina se asomó por la puerta y le ordenó a la pareja en su inconfundible acento matancero:

- Ya váyansle a su clasa, no puedlen seguil aquí… les dijle que la reunión terminabla a las dliez de la nochle… no quiero tenel problemas con mis nuevlos veclinos… recuelden que me acablo de cambial a este ediflicio…

La mujer se puso nerviosa, yo me reí con mi cínica carcajada de cuando algo me da flojera y la vieja hija de Oshun entró de nuevo a la casa para correr a más gente a gritos… ella la siguió y el hombre me pidió tímidamente una tarjeta de presentación…

- No tengo, sabes?  - y aunque en verdad no llevaba en ese momento, lo que quise decirle realmente es que no solía andar repartiéndolas a cualquier persona – pero te doy el número de mi celular – tampoco pensaba darle el de mi casa – si gustan me llaman y seguimos platicando con más calma…

Lo anotó presuroso al tiempo que su esposa nos alcanzaba de nuevo… él se despidió y ella tomó mi mano con sus dos manos…

Me quedé unos segundos en el pasillo disfrutando de la soledad y viendo pasar a los muertos... los que siempre van y vienen eternamente alrededor de la casa de un Santero, hasta que salió mi madrina a regañarme porque estaba yo solo… una vez adentro de su departamento se me acercaron otros dos religiosos y me acorralaron con varias preguntas… las respondí con paciencia, y aunque calculé que ya había pasado más de una hora y que lo único que quería era buscar a mi esposa y a mi sobrina, les pedí una cerveza…

Representación de Oshun

4.
- Me da su bendición? – le dije a mi madrina…

- Sólo si me la pidles – me respondió pícara…

- Y qué acabo de hacer? – le reviré con cinismo…

- Te vas polque quieles… a ti no te estoy corriendo: los demás que se vayan – dijo entre risas mientras mi esposa se burlaba de que siempre es a mí a quien regaña y a ella siempre la trata con mucho "cariño"…

- Sí, me voy – dije a manera de venganza, pero aclaré -  porque ya es noche, porque estoy cansado, porque vivo en el sur de la ciudad y queda lejos…

- Cuándlo te vuelvo a vel? – me cuestionó…

- Yo le llamo para ponernos de acuerdo – dije para no comprometerme en nada…

- Ya vete – me soltó al tiempo que me señaló con un ademán para que me acercara… mi esposa hizo lo mismo y mi sobrina también… a todos nos bendijo...

 - Pelo oye - me detuvo ella con gritos - halé otras iniciaciones y necesitlo que también estlés colnmigo...

- Claro - le respondí - pero ya sabe que debe ser en sábado para poder venir... por lo de mi trabajo...

- Ya lo sé... lo halé en sábadlo polque me ulge que estlés acá...

- Adiós…

Nos encaminamos hacia la salida pero la Iyawo a la que levanté apenas y había yo llegado, se interpuso entre la puerta y yo y me dijo de nuevo: “me levantas?, me das tu bendición?”… “claro” le repetí yo a su vez e hicimos de nuevo la ceremonia: ella en el suelo y yo haciendo el rezo… hizo la misma petición con mi esposa…

5.
Salimos, dejé a mi sobrina en la esquina de su casa, recogimos el auto y emprendimos rumbo al sur de la ciudad… y en el trayecto le platiqué a mi esposa:

- ¿Recuerdas que durante muchos años me dedique a “cazar” a los mayores para poder acercarme a ellos cuando estuvieran solos o desocupados, y hacerles mis preguntas?...

- Cómo lo voy a olvidar? Si siempre que terminabas de hablar con ellos te acercabas a mí para comentarme lo que te habían explicado – me respondió ella divertida, supongo que por los largos ratos en que se quedaba platicando con otras personas ante mi ausencia…

- Hoy me sucedió lo contrario: fue a mí a quien estuvieron “cazando” para preguntarme… para pedirme...

 - Ya estás del otro lado – me dijo ella orgullosa – de ahora en adelante hasta en los convivios como éste tendrás que “trabajar”…

- Hasta donde me de la vida – le dije en un cínico juego de palabras en el que le insinué que cada vez tengo menos vida… no dijo nada, no sé si no entendió o si prefirió callar, pero clavó su mirada hacia afuera de la ventanilla del coche casi al mismo tiempo que completé – sí, está bien …

- Como si no lo supieras – remató ella poniéndose el dedo índice en la frente haciendo alusión a uno de mis dones… y yo me reí…

6.
Llegamos a casa rápido por la hora: las calles ya empezaban a quedarse vacías… destapé una cerveza y me la bebí tranquilamente…

7.
- Oye, tengo dos ceremonias importantes – me suelta un Babalowo hijo de Obatalá, después de no sé cuantas horas de haber trabajado con él – tengo una coronación y una misa espiritual: pueden venir?…

Teníamos más de seis meses de haber huido de la casa de la madrina cubana por razones que no viene al caso exhibir, y estábamos expandiendo nuestros horizontes de trabajar más con Babalowos que con Santeros…

- Nos vas a invitar? – dice mi esposa…

- Sí – responde – de hecho necesito que vengan – y clava su mirada en la mía antes de agregar – va a venir un gran Tata mayombero que especialmente quiero que conozcan… la ceremonia de la misa es con él, de su gente... si van?

- Claro – respondo…

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